viernes, 9 de noviembre de 2012



Felipe: Fue Diácono y el primer Evangelista

INTRODUCCIÓN
Hoy en día casi no se escucha la palabra “diácono”, en las iglesias; en su lugar se oye el término “líder”.
La palabra “diacono” viene del griego diakonos. Y el significado es: Servidor. Mientras que “líder”, leader, según el diccionario inglés, el significado, en primera instancia, es: Persona a la que un grupo sigue, reconociéndola como jefe.
Como se dará cuenta, hay mucha diferencia entre las palabras “diácono” y “líder”, pues mientras lo primero significa servidor, lo segundo es jefe.
Por eso es que tenemos serios problemas hoy en día en las famosas mega-iglesias, y las iglesias “encuentristas”, pues ellos no se sienten servidores, sino jefes; en otras palabras, hay muchos jefes, y no quieren que se les llame “servidores”.

Entre los creyentes no es mayor el que se enseñorea de sus hermanos, sino el que
los sirve así como el Señor Jesús "no vino para ser servido, sino para servir, y
para dar su vida en rescate por muchos" (Mateo 20:25-28)
Eso es, según ellos, para los hermanitos insignificantes de la Iglesia.
En el libro de Hechos, cuando la Iglesia había crecido en gran manera, en Jerusalén, el pueblo, junto con los apóstoles, propuso nombrar a siete diáconos, para que sirvieran en el templo y atendieran las necesidades de la gente, mientras los apóstoles se dedicaban a ministrar La Palabra.
Cabe mencionar que en ese entonces, en Jerusalén, se ministraba todo el día, en el Templo, ya que le gente llegaba, a todas horas, buscando La Palabra de Dios. No hay que olvidar que por la tarde los habitantes ya no salían de sus casas.
Leamos el pasaje de la elección de los siete diáconos; por cierto, no fueron 12, sino siete.
En aquellos días, como crecía el número de los discípulos, hubo murmuración de los griegos contra los hebreos, que las viudas de aquéllos eran desatendidas en la distribución diaria.  Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípulos. Y dijeron:
—No es justo que nosotros dejemos La Palabra de Dios para servir a las mesas.  Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros, a siete hombres de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo.  Nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de La Palabra.
Agradó la propuesta a toda la multitud, y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y del Espíritu Santo; a Felipe, Prócoro, Nicanor, Timón, Parmenas y Nicolás, prosélito de Antioquía.  A éstos, presentaron ante los apóstoles, quienes, orando, les impusieron las manos.
La Palabra del Señor crecía, y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén; también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe.Hechos 6:1-7
Cada vez que voy a una iglesia a predicar, tengo en mucho respeto a los preciosos hermanos que sirven como diáconos, ya que en la mayoría de los casos ellos lo hacen con profundo amor y respeto.
  Ellos son los primeros en llegar al templo, y son los últimos en irse; ellos realizan el trabajo que los demás no quieren hacer, y a veces hasta tienen que lidiar con la soberbia de sus pastores. Creo que ellos tendrán una gran recompensa del Señor, el día del tribunal de Cristo.
EL EVANGELISTA
El significado más sencillo de evangelista es: Persona designada a proclamar abiertamente el mensaje del Evangelio de Jesucristo.
Es uno de los cinco ministerios establecidos en la obra del Señor. Cada uno de estos ministerios debe ser respetado en el mismo nivel; es decir, ninguno debe menospreciar al otro, ya que ninguno de los cinco es superior al otro. Aunque el ministerio del maestro fue considerado como el más grande en la vida pública del Señor Jesús. Y de hecho, al Señor Jesús se le llamó Rabino; es decir, Maestro.
Cada uno de los cinco ministerios juega un papel importante en la expansión de la Iglesia del Señor, en toda la Tierra. Imagínese si no existieran los misioneros, que hoy en día son los verdaderos ministerios apostólicos.

Desde la iglesia primitiva el Señor envió siervos suyos a proclama
el mensaje del evangelio a diversos lugares geográficos. (3)
Nuestra América Latina fue bendecida en los primeros 100 años del siglo XX, por la enorme cantidad de misioneros que vinieron, en su gran mayoría, de Estados Unidos y Canadá, y en menor proporción de Europa. Esos hombres y mujeres de Dios dieron sus vidas como misioneros, y algunos nunca más regresaron a sus lugares de origen. Murieron en el campo misionero. 
Todavía hay lindos hombres y mujeres de Dios trabajando como misioneros en lugares donde muchos no quieren ir; yo conozco a muchos de estos verdaderos apóstoles. Dos de ellos, en especial, trabajando como misioneros en las selvas indígenas de Ecuador.
No como una gran cantidad de usurpadores del ministerio apostólico, que se presentan como los jefes de La Casa del Señor, obligando a las iglesias ingenuas a que se sometan a sus supuestas coberturas, como si ellos fueran el Señor Jesucristo, que es el único que tiene la facultad de dar cobertura, pues Él es el dueño de la grey.
Pero yo les quiero hablar del primer evangelista; al menos el primero, mencionado como tal, ya que no olvidemos que en la historia del Cristianismo los primeros serían el propio Juan El Bautista, y en especial el Señor Jesucristo, quien ejerció en su totalidad los cinco ministerios, pues fue el primer misionero enviado desde el Cielo, para proclamar las Buenas Nuevas.
No olvide que “apóstol” significa Enviado.
El Señor también fue un Pastor, El Profeta de los Profetas, un Maestro, que, como mencioné atrás, es considerado en la Biblia como el más grande de los cinco ministerios, y el de Evangelista, que es el tema del cual estamos escribiendo.
Sin embargo, fue Felipe, el diácono que servía a las mesas en Jerusalén, quien es nombrado por primera vez como Evangelista.
El comenzó como uno de los siete diáconos de la Iglesia primitiva de Jerusalén, y luego el Señor lo levantó poderosamente como Evangelista, siendo el hombre que esparció el Evangelio en toda la región de Cesárea, y considerado como el padre de la segunda iglesia más famosa, después de la de Jerusalén, la de Samaria.
Se dice que un evangelista debe estar facultado para ser iniciador y pastor de iglesias, si es que las circunstancias lo mandan, tal como le pasó a Felipe en Samaria, y a Timoteo en Éfeso; no olvide que a Timoteo se le reconoce también como evangelista.
Es importante aclarar que no debe confundirse a este Felipe, El Evangelista, con Felipe El Apóstol, quien si bien es cierto no se menciona en el libro de Hechos, sí existe registro de su trabajo en los escritos de la historia de la Iglesia.
CUALIDADES DE UN EVANGELISTA:
En su carácter personal, un evangelista debe ser lleno del Espíritu Santo y sabiduría; en su reputación pública, debe tener buen testimonio (Hechos 6:5).
El evangelista debe poner totalmente bajo control sus movimientos en manos del Espíritu Santo; no debe guiarse por sus emociones. De esa forma el Señor tomará dominio de las circunstancias.
(Recomiendo leer Hechos 8:4-6, de cómo el Señor usa a Felipe en la circunstancia de la persecución en Samaria).
El evangelista debe estar atento a la voz del Señor, y obedecer de inmediato a ese mandato precioso.
Leamos el siguiente relato:
Un ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: «Levántate y ve hacia el sur, por el camino que desciende de Jerusalén a Gaza, el cual es desierto». Entonces él se levantó y fue. Y sucedió que un etíope, eunuco, funcionario de Candace, reina de los etíopes, el cual estaba sobre todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén para adorar… (Hechos 8:26-27).

Felipe y el Etíope (1)
El evangelista debe siempre buscar la instrucción del Espíritu Santo; esto es muy importante en su vida. También debe tener su oído sensible a la voz del Espíritu Santo, y siempre estar listo para ser instruido por Él (Hechos 8:29-30).
El evangelista debe ser un proclamador nato del Evangelio; debe predicar con denuedo y con profunda convicción, y a la vez pedir al Señor ser respaldado por el Espíritu Santo con poder, para que las almas se salven.
La gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo las señales que hacía. Hechos 8:6
El mensaje de Felipe iba respaldado tanto por el poder del Espíritu Santo como por Las Escrituras (Hechos 8:35-40).
El mensaje del evangelista debe ser enfático, al presentar totalmente la gloria del Señor Jesús; es decir, predicar el mensaje del arrepentimiento en Cristo Jesús, mostrando a Jesús como la única alternativa para ser salvo.
La pasión de su mensaje debe provocar que el pecador entregue su vida a Jesús (Hechos 8:51235).

"Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado? Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios." (Hechos 8:36-37) (2)
CUATRO ELEMENTOS ESENCIALES:
I. El evangelista debe ser un siervo, o sierva del Señor, con dominio total de Las Escrituras. Es muy importante que un evangelista trate de leer de comienzo diferentes versiones de la Biblia; en especial, la Biblia con comentarios.
Eso enriquece su conocimiento. Pero muy importante, de hacerse de una buena biblioteca; hoy en día hay excelentes opciones en Internet, con una enorme variedad de comentarios y diccionarios bíblicos.
El pasaje de Hechos 8:32-34, es precioso, pues habla sobre el relato de Felipe con el eunuco, quien en ese momento iba leyendo Isaías 53.
Felipe, quien manejaba bien Las Escrituras, rápidamente fue usado por el Espíritu Santo, para guiar al eunuco a los brazos del Señor Jesús.
2. La pasión del evangelista siempre debe ser: Alcanzar al pecador. Ese debiera ser el gozo más grande para un evangelista; no hay satisfacción más grande para un verdadero evangelista, que ver las almas convertidas.
Les comento, para la gloria del Altísimos Señor Dios TodoPoderoso: En mis 35 años de ministerio no he tenido una campaña estéril. Mi gozo es siempre ver las almas convertidas.
A veces me ha pasado, a lo largo de los años, que algunos nunca me dieron una ofrenda. Me fui como llegué; otras veces me regresé de pura fe, pero con el gozo de haber visto almas llorando, entregarse al Señor (Hechos 8:29-30).
3. Siempre debemos procurar que al final del mensaje, el pecador sea movido a ser salvo, porque no sabemos si algunos de ellos, que están en ese momento de la predicación, tendrán otra oportunidad. Por tal razón, no debemos dejar de hacer el llamamiento; a menos que se encuentre con una congregación donde todos sean creyentes y se trate de una enseñanza congregacional (Hechos 8:35).
4. Dije al inicio que el evangelista debe estar listo para hacer trabajo pastoral. Se recomienda, y en lo personal lo considero importante, que el evangelista debiera tener experiencia del pastorado, ya que aquél debe estar listo aun para bautizar, si el caso lo amerita, o de inmediato pastorear, como el caso de Felipe en Samaria.
CONCLUSIÓN:
Esta pequeña reflexión la hice en mi viaje de regreso de Suiza, aprovechando las largas horas, cruzando el Atlántico; en ella sólo quiero aportar un poco para nuestros jóvenes evangelistas, que nos siguen en esta preciosa jornada que el Señor nos he encomendado. Y a la vez, hacer mención de esa gente linda, como son los diáconos.
Pero quiero terminar, haciendo un llamado a muchos de nuestros queridos pastores, para que traten con respeto a nuestros evangelistas, considerándose ellos mismos como ministros, ya que como dije, ninguno de los cinco ministerios debe creerse superior, pues los cinco son establecidos por el mismo Señor.
Pido a los pastores y supervisores de concilios, a que vuelvan hacer campañas de oración, para que el Señor levante más evangelistas verdaderos, y que amen el ministerio con pasión, como lo hacía Felipe.
Una de mis metas en los últimos años es brindar toda mi ayuda posible a cada evangelista joven que encuentro, como David Diamond. Y un joven evangelista de origen cubano, y vecino de Miami, que acabo de conocer en Suiza. El se llama Néstor Martínez. Me alegró mucho verlo, con la pasión en que está tomando el ministerio, predicando en iglesias chicas en Italia, Alemania y Suiza.
Podría decir que los dos ministerios más sufridos en la actualidad son los de misionero, que como ya hemos explicado muy bien, son los verdaderos ministerios apostólicos; estos misioneros están dando su vida en países muy pobres, como las selvas amazonas en Ecuador, y otros países. Y el otro, es el de evangelista.
Ambos ministerios he tenido el privilegio de ejercerlos, y por esta razón le pido al pueblo y pastores, tener en alta estima a sus evangelistas y misioneros, porque de igual manera ellos también son muy amados por el Señor.
Que el Altísimo Dios TodoPoderoso, y nuestro Glorioso Salvador Jesucristo les continúe bendiciendo en gran manera.
Shalom.
Antonio Bolainez.

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